Legislando la reducción de emisiones

Para reducir las emisiones en un 55% para 2030, la UE debe ampliar significativamente el uso de la bicicleta en toda Europa.

El paquete “Fit for 55” de la Comisión Europea desaprovecha la oportunidad de proponer un cambio transformador radical para reducir las emisiones del transporte. 

La Comisión Europea ha aprobado este miércoles un amplio paquete de propuestas legislativas (bautizado como ‘Fit for 55’ o Pacto Verde Europeo).

Se trata de una docena de medidas para cumplir con el objetivo de reducir un 55% las emisiones para 2030 y alcanzar cero emisiones en 2050.

En Mobility Friendly nos congratula el compromiso político de la UE para reducir las emisiones de carbono lo antes posible, dada la creciente urgencia de la crisis climática.

Pero será difícil conseguir este ambicioso reto si no hay una adopción mayor y más sistemática de la bicicleta en todo el continente europeo.

Según el análisis de la propia Comisión Europea, el transporte representa casi una cuarta parte de las emisiones de carbono de Europa y es la principal causa de contaminación del aire en las ciudades. Es el único sector donde las emisiones no han disminuido. El transporte por carretera es el peor culpable, ya que representa más del 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero. 

La Comisión concluye que «las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte deberán ser al menos un 60% más bajas que en 1990 y en tendencia a cero».

Entre las medidas propuestas destaca la prohibición de vender vehículos de combustión e híbridos a partir de 2035. Además de gravar la fiscalidad energética sobre la gasolina y el diésel para desincentivar su uso. También incluir al transporte en el sistema de comercio de emisiones y apostar por el desarrollo del coche eléctrico.

Sin duda, electrificar el transporte motorizado debería formar parte del plan para descarbonizar el sector. Pero hay un problema en este plan; la eficiencia tecnología para electrificar los vehículos de motor y recargar las baterías para un uso generalizado no sucederá lo suficientemente rápido como para lograr el impacto significativo necesario. 

Para descarbonizar el transporte, se deben tomar medidas mucho más rápidas y decisivas.

Ya existe la tecnología para reducir rápidamente las emisiones de la mayoría de los desplazamientos que realizamos de forma cotidiana en nuestras ciudades. Ha existido durante más de 200 años. Es mucho más eficiente desde el punto de vista económico, energético y de cero emisiones. La bicicleta.

El Pacto Verde Europeo de la UE ha sido una gran oportunidad para proponer un cambio transformacional más radical. Pero se ha centrado básicamente en electrificar vehículos a expensas de impulsar y realizar más rápidamente el potencial de la movilidad en bicicleta.

Seguramente la cuota modal de la bicicleta se puede ampliar de manera efectiva a un menor coste que electrificar vehículos y crear toda la infraestructura de carga.

Beneficios de la movilidad sostenible en bicicleta

Los beneficios ambientales y climáticos del ciclismo ya los sabemos, pero vale la pena repetirlos. 

El estudio de ECF revela que la movilidad en bicicleta ya ahorra más de 16 millones de toneladas de emisiones equivalentes de CO2 al año en la UE y reduce la contaminación del aire. 

En 2018, la Agencia Europea de Medio Ambiente informó que el valor económico de la reducción de la contaminación del aire a través del ciclismo es de 435 millones de euros. 

También están los ahorros de combustible: incluso los niveles actuales de ciclismo en la UE corresponden a un ahorro de combustible de más de 3 mil millones de litros por año.

En un informe de 2016 de ECF se llega a la conclusión que la producción de bicicletas emite aproximadamente 21 gramos de CO2 por pasajero-km recorrido, en comparación con 271 gramos de CO2 para los automóviles de pasajeros

Por último, está el innegable ahorro de emisiones: entre 33 y 72 millones de toneladas de CO2 si los niveles de desplazamientos en bicicleta se triplicaran en Europa.

Igual de importante, la bicicleta aporta otros beneficios:

  • Una mejor salud pública.
  • Reducción de la congestión y el ruido.
  • Consumo mucho menor de materias primas.
  • Menos muertes y lesiones graves en las carreteras.
  • Ciudades más habitables.
  • Opciones de ocio y turismo más ecológicas
  • Economías locales más activas y sociedades más inclusivas.

Concluimos como empezamos: si realmente queremos reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 55% para 2030 y, por extensión, las emisiones del transporte por carretera, que constituyen la mayor parte, no tenemos otra opción que ampliar significativamente el uso de la bicicleta, además de los planes de electrificación de vehículos.

#WeRideAgainstClimateChange

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