Una nueva corriente urbanística corre por las principales ciudades europeas y españolas para dar una rápida respuesta contra la pandemia que estamos sufriendo.
La transformación de hogares, centros de trabajo, escuelas han adaptado sus espacios de una forma rápida para satisfacer las exigencias con ella la vía pública no quiere ser mucho menos y ha decidido adaptarse en un tiempo récord, con costes limitados y que vienen para quedarse.
Entre las medidas estrellas del urbanismo táctico está la eliminación de plazas de parking que se ceden para las terrazas de los bares.
Y es que en 2050 el 68 % de la población mundial vivirá en las ciudades según la ONU por ello se necesitan una serie de estrategias de convivencia, movilidad urbana.
El urbanismo táctico tiene como objetivo que a bajo coste podamos humanizar los centros de las ciudades, más saludables, amables y que creen una nueva emoción para un nuevo paisaje urbano. Con ello se pretende crear nuevas zonas de ocio y de socialización en las ciudades.
Dentro de esas estrategias la bicicleta también jugará un papel importante en las políticas de movilidad.
Se pretende ampliar el espacio urbano para el ciclista, donde se duplican los carriles bici mediante señalizaciones horizontales y delimitadores físicos. Nuevos ejes ciclistas eliminando carriles o plazas de aparcamientos en favor de estos carriles. Barcelona es un claro ejemplo, donde se ha creado un nuevo carril bici en 8 días con pintura sobre el suelo. París también podría ser otro ejemplo de urbanismo táctico.
Este urbanismo táctico pretende dar una nueva visión de las ciudades con ampliación de las aceras, pacificación del tráfico, creando supermanzanas y con ello también una mejora del transporte público en las ciudades.
En definitiva un gran reto para las grandes ciudades que desean tener ciudades más sostenibles y abiertas para las personas.
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