Empecemos con algunas preguntas más personales ¿Usted cómo se mueve por la ciudad?
Me desplazo a diario en bicicleta por València.
¿Cómo empezó a reivindicar la movilidad sostenible en la ciudad de Valencia?
Llegué a Valencia en verano del año 2000, procedente de Bologna, en Italia. Allí solía desplazarme habitualmente en bici. Así que una de las primeras cosas que hice al aterrizar aquí fue comprarme una bicicleta. Y a partir de ahí empecé a familiarizarme con la ciudad y sus problemáticas, gracias también a la adhesión de Valencia en BiciAcció Ecologista Agrò, que organizaba actividades y acciones para proponer una ciudad más amable, con más alternativas de movilidad sostenible.
Valencia se ha convertido en pocos años en una de las ciudades de referencia en movilidad sostenible en España ¿Cuál ha sido el modelo para transformar la ciudad?
Sabíamos que Valencia tenía un gran potencial para transformarse en una ciudad más sostenible. Las condiciones de partida son óptimas: compacta, llana, con buen clima, una ciudadanía hambrienta por recuperar el derecho a su ciudad. A partir de ahí, con un proyecto de futuro bien trabajado, ganamos las elecciones del 2015 y empezamos a impulsar medidas de reducción del tráfico motorizado, calmado del tráfico y peatonalizaciones; fuerte incremento de las inversiones en transporte público; construcción de carriles bici para completar una red capilar que hasta ese momento era desconexa, poco intuitiva y poco segura. En seis años le hemos dado la vuelta y ahora somos ciudad referente dentro y fuera de España.
¿Cuáles son las mayores dificultades a las que se ha tenido que enfrentar a la hora de implementar soluciones de movilidad sostenibles?
Las fundamentales son la típica resistencia de mucho sectores sociales, sobre todo el empresarial y comerciales, que son comprensibles sobre todo al principio, pero que después no tiene sentido que continúen una vez demostrado las bondades de las medidas planteadas. Y, por qué no, también cierta incomprensión dentro del mismo gobierno, por temores que rápidamente se demostraron infundados. A todo eso hay que sumar cierta falta de preparación de la administración para dar velocidad adecuada a la implementación de los proyectos, algo que nos genera mucha frustración y que la genera también en la ciudadanía. En todo caso, 6 años después, hemos cogido velocidad de crucero.
Años atrás la peatonalización de calles, los carriles bici o las restricciones a coches en la ciudad podían llegar a ser impopulares en su fase inicial ¿Cree que esa tendencia ha cambiado?
Mi sensación es que sí. También porque, como explicaba, los temores se demuestran infundados y los datos demuestran que hay un beneficio evidente. Nosotros tuvimos en verdadero referendum en las elecciones del 2019, después de 4 años de gobierno: el voto de la ciudadanía se intentó polarizar por los partidos de la oposición alrededor de las cuestiones de movilidad. Pues bien, el gobierno salió reforzado: mi partido, Compromís per València, incluso incrementó apoyo ciudadano en los barrios donde construimos carriles bici.
¿Ha sufrido mucha oposición por parte de comerciantes o vecinos a los cambios que se han realizado en Valencia?
Más de lo deseable, sin que hubiera datos objetivos que motivaran las protestas exageradas.
¿Se arrepiente de algún proyecto puesto en marcha durante estos años?
De ninguno. El balance es muy muy positivo. La ciudad ha mejorado mucho y Valencia se ha convertido en ejemplo a seguir.
¿Hasta dónde pueden llegar las ciudades para desplazar al coche del espacio público?¿Se puede aspirar a vivir en ciudades sin coches?
Lo veo difícil. Además creo que tiene y puedo haber una presencia residual de los vehículos motorizados, eso sí que sean lo menos contaminantes posibles, para cubrir necesidades especial de la gente. El resto de desplazamientos, en un porcentaje altísimo, se puede realizar combinando otros modos de desplazamiento empezando por caminar.
¿Qué les diría a aquellos que se niegan a abandonar el coche para apostar por la movilidad sostenible en Valencia?
Hay muchas circunstancias materiales e incluso sociológicas que frenan dar el paso, sin embargo hay datos muy esperanzadores que demuestran que hay un cambio de tendencia. A los que tienen temor o resistencias al cambio, les diría que prueben a moverse de otra manera, que calculen lo que les cuesta mantener el coche. Ahora hay más y mejores opciones, lo notarán ellos en su bolsillo, en mejor calidad del aire, en mejor salud, en mejores espacios compartidos, en reducción de las emisiones. ¡Son todo ventajas!
¿Cambio cultural o cambio obligado?
Ambas. Sin embargo, por mi experiencia al frente de la concejalía de Movilidad Sostenible y Espacio Público sin cambio obligado, no hay cambio cultural posible. O, si me apuras, el cambio cultural es mucho más lento, hay que dar una serie de empujones.
¿Qué considera que es lo mejor de recuperar el espacio público?
Todo: niños y niñas jugando, tranquilidad y reducción del ruido, zonas verdes, accesibilidad universal, etc etc…
¿Qué ha hecho Valencia para incrementar en más de un 214% el uso de la bicicleta?
Construido una red capilar, muy bien diseñada: carriles bicis seguros, anchos, interconectados, mejor señalizados, con más infraestructura para aparcar. Importantísimo también hacer acciones de promoción de la bici, por ejemplo hacemos cursos en los coles, organizamos ferias de la bici, conciertos, marchas en bici, promovemos el conocimiento de los resultados obtenidos por otras ciudades. Y, como decía, políticas para desincentivar el coche. Fundamentales.
Una de las mayores preocupaciones de los usuarios de bicicletas y patinetes en las ciudades es la seguridad ¿qué se puede hacer para generar confianza en los parkings de bicicletas urbanos?
Efectivamente es una de las lacras que más disuade del uso de la bicicleta. Obviamente se trata de una situación de inseguridad que las fuerzas de policía tienen que abordar con la máxima prioridad. En la regidoría de Mobilitat Sostenible hemos realizado varias campañas para informar de las pautas que hay que seguir a la hora de aparcar la bici, tipos de cantados, formas de atar la bici a los aparcabicis, etc.. Cuantas más bicis haya en la calle más se incrementa la disuasión y la sensación de seguridad, algo que en València cada vez es más evidente.
Las empresas también tienen un papel fundamental en la promoción de la movilidad sostenible ¿Cómo cree que pueden contribuir a ello?
Muchísimo. Tienen un papel fundamental a la hora de favorecer el uso de la bici para los desplazamiento de sus empleados, por ejemplo poniendo aparcabicis en las oficinas, transformándolas en espacios amigables para la bici. En muchos países incluso se incentiva el uso de la bici, por los evidentes beneficios que tiene, con ventajas de tipo laboral y económico. Una buena manera sería realizar planes de movilidad de empresas, para conocer las necesidades y los hábitos de movilidad de los y las empleadas, una buena manera para empezar a mejorarlos y generar mejora en la productividad, como se ha demostrado en muchos países europeos.
El patinete eléctrico es cada vez más visible en las ciudades, pero la bicicleta ha presentado un repunte de ventas sin precedentes ¿estamos ante los dos vehículos destinados a ser los grandes protagonistas de la ciudad del mañana?
Su versatilidad y adaptación a las nuevas realidades urbanas los han convertidos en opciones de movilidad al alza. Ahora bien, es necesario distinguir entre una y otro: mientras la bici contribuye a la salud, ya que es movilidad activa, el patinete por contra no tiene ninguna tracción ‘humana’ y por eso resulta movilidad no activa, que a la larga puede reducir los beneficios de uso. Aunque, claro, siempre es más preferible a los vehículos motorizados.
¿La tríada a pie-en bici-en transporte público es la base sobre la que se deben construir las infraestructuras de movilidad de las ciudades?
¡Obviamente! Es la base sobre la cual tenemos que construir la pirámide de la movilidad del siglo XXI. Solo así seremos capaces de invertir el paradigma basado en el motor de los automóviles que ha estado vigente demasiado tiempo en nuestras ciudades. En nuestra ciudad nos vemos en esa dirección, de hecho València camina hacia el futuro.